Dia 9: Laguna Esmeralda y despedida
Hoy la mañana del ultimo día completo en Ushuaia estaría dedicado a realizar City Tour. Principalmente conseguir unos buenos borcegos para mis pies. Las zapas que había traído se habían bancado los dos anteriores viajes pero en este tercero la nieve resultó mucho mas abundante y hacían mucho mas difícil las caminatas. Así que chusmeando en casas de souvenirs y esas cosas, encontramos un buen lugar donde luego de un rato pude salir muy contento con mis Caterpillar nuevitas y caminando para ir ablandándolas, muy cómodas, calentitas y fundamentalmente impermeables para las metidas de pata por sobre media pierna bajo la nieve en la que habíamos concurrido inevitablemente estas veces.
Como ya habíamos llegado al mediodía hubo una pequeña consulta sobre parar a almorzar o seguir la rutina prevista rumbo a Laguna Esmeralda, nuestra segunda actividad del día. Y ganó nomás la excursión a la laguna, así que salimos rumbo norte tratando de recordar el sitio de la ultima vez que habíamos venido, con perdida en el medio del bosque incluida en el paquete de los cuatro que concurrimos en esa ocasión.
Pudimos encontrar el camino de entrada, estacionamos la camioneta y vimos que los que ingresaban por el camino en pendiente bastante aguda, lo hacían con todos los pertrechos como vestimenta impermeable, abrigada, zapatos con clavos y bastón de expedicionario. Obvio que eso no nos iba a hacer acobardar y así entramos a la zona, con el primer resbalón de Charly que bajó la pendiente realizando un involuntario culipatin despatarrado entre las ramas que asoman. Luego, con mucho mas cuidado fuimos bajando con Beto tratando de aprender del error ajeno.Lo que no tuvo mucho efecto ya que después de cruzar el claro pasando el bosquecito donde esta la turba ahora debajo de la nieve, los caminitos no solo tenían nieve en algunos tramos, lo mas peligroso es el hielo que apenas se distingue por el color algo mas oscuro. Y el que probó el efecto de resbalar en el hielo fui yo, obviamente con mi despiste habitual. Uno no se cae dignamente en esas ocasiones, con alguna gracia y dominio de lo que sucede. En mi caso, como en los dibujitos, mis pies volaron hacia adelante y arriba en un sólo envión, llevándose el resto del cuerpo detrás y cayendo estrepitosamente de culo sin ningún tipo de dignidad. Lo que obviamente provoco la carcajada de Charly que venia detrás y se había agarrado por precaución instintiva de un árbol al costado del maldito camino. Pero no sólo contento con eso el maldito camino, al incorporarme y hacer no mas de tres pasos, volvió a provocarse el mismo efecto, el mismo vuelo indigno medio metro sobre el piso en forma horizontal completa pero esta vez la caída fue pareja, golpeando mi cadera, la columna vertebral completa, salvándose mi cabeza por un instinto de elevarla algo sobre la linea de golpeo. Unos segundos después, al comenzar a incorporarme lo hice lentamente tratando de detectar donde iba a estar la puntada de dolor para saber si me había quebrado la columna, la cadera o la cintura, pensando ya en la prótesis de titanio y de que forma me iban a sacar todo estropeado desde ahí, si en helicóptero o qué... pero se ve que hacer judo de chico le enseñó a mi cuerpo a caer con estilo y estaba todo sano, por suerte.
Luego que se apagaron las carcajadas lógicas de mis amigos, retomamos el camino entre el bosque y tratando de esquivarle a los tramos de hielo del camino, prefiriendo meter las patas hasta la rodilla en la nieve que bailar descoordinamente tratando de no caer sobre el hielo traicionero del camino. En tramos se tornaba de un angulo inclinado verdaderamente agudo, lo que llevaba a los que bajaban a realizar culipatin agarrándose de las raíces y arbolitos que se cruzaban en al camino, como también de frenar contra algun pedazo de tronco grueso que sobresaliera en el camino. Y nosotros intentando subir sin retroceder resbalando dando tumbos por doquier.
Finalmente después de varias pendientes difíciles, llegamos a la zona donde el terreno es mas plano pero siempre blanco de nieve, lo que hace que se emplee el doble de fuerza para sostenerse y levantar mas de lo normal las piernas en cada paso. Luego de una loma importante que subimos con bastante dificultad, podemos ver lo que en un momento aparecería como la Laguna Esmeralda de un color lógicamente verde bellísimo, a lo que ahora es una superficie de hielo y nieve que contrasta con las rocas, arboles y picos del lugar. Lo que en un momento es un lago que se puede rodear, ahora se puede caminar en linea recta hasta el otro lado.Realmente si hay un lugar donde se siente frio pero de verdad, es en los instantes cuando sopla el vientito y congela la zona del cuerpo que está al aire. Luego viene la obligatoria sesión de fotos individual y grupal, una vueltita por el lugar y comenzar la vuelta por el mismo camino pero esta vez en descenso y solo con borcegos y sin clavos que ayuden. Ya de tantos resbalones y caídas uno va aprendiendo por la simple practica del "prueba-error" cual lugar parece mas indicado para pisar y no seguir de largo. Llegamos al tramo endemoniadamente inclinado y justo estaba pensando "como puede ser que Beto nunca haya caido" para que segundos después comenzara una ronda de resbaladas con caídas orondas y exageradas con un ruido que espantaron a varios cóndores que sobrevolaban la zona. Casi bajan a preguntar si estábamos todos bien, me pareció adivinárselos en su vuelo. Yo ya había aprendido y prefería hacer un seguro culipatin frenando agarrándome desesperadamente de cualquier ramita que sobresaliera en el camino, con relativa eficacia aunque mojando todo el jean, obviamente, pero era eso o rodar cuesta abajo en la rodada hasta vaya saber donde.
Chicos, no hagan esto es sus casas sin la supervisión de algún adulto 😁
El ultimo tramo que resta se hace siempre algo mas difícil por el recorrido de casi cinco horas de caminata, parando para sacar algunas fotos, reconocer los cambios de la ultima vez que habiamos venido, tomar algo de aire e impulso en las piernas y soñando con llegar para sentarse relajados y abrigaditos en la camioneta al amparo de las corrientes glaciares que circulan por la zona. Llegamos ya casi sin solcito y con casi ningún vehículo en el estacionamiento de la entrada.Volvemos para reponer fuerzas con algún buen café, otras medialunas que habían quedado del desayuno, algún pan con queso y luego de reponer fuerzas salir para Dublin, el bar irlandés al que siempre venimos en nuestro paso por Ushuaia y despedir nuestra ultima noche en la ciudad, ya una tradición para nosotros. Pero lamentablemente se encontraba ocupado de gente por demás, así que buscamos algún otro lugarcito para brindar y saludar a esta ciudad que siempre nos ofrece de todo y de diferentes maneras, todas buenas. Mañana tempranito a pegar el salto directo a Calafate.
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