Dia 3: Y vamos entrando a Patagonia

 La mañana comenzó antes de que saliera el sol. Beto tenia que saber de la carrera de Colapinto así que, como a las tres de la mañana me despertaron con Charly por su conversación de lo que podían ver en el celu, ya que no lo transmitían en canal de cable. Al rato se ve que mi cerebro lo detecto como ruido blanco y ya apagó el sonido de la habitación, por lo que pude seguir durmiendo.

Ni lo escuché salir pero Beto se dio una vuelta por Bahía antes de la carrera de F1 y nos trajo facturas de una panadería boutique que encontró  y otra de una panadería de las potentes. Un fenómeno Beto que ni hotel cinco estrellas, miren. Obviamente ya me desperté con el sonido de la previa de la carrera en la tele y desayunando con los manjares esperamos el final de la carrera para salir. Así que promediando el mediodía ya nos despedimos de Bahía Blanca arrastrando las valijas por la calle hasta el estacionamiento de la camioneta.

Cruzamos sobre el Rio Negro atravesando Carmen de Patagones / Viedma y empezamos a ver el paisaje que nos va a acompañar por unos cuantos días en Ruta 3. Inmensas extensiones de tierra plana con vegetación de muy baja estatura y cada tanto grandes ventiladores sobresaliendo desde lejos girando ayudados por el viento, la única diversión para mirar que podíamos encontrar externo a la cabina de la camioneta en la monotonía de kilómetros y dentro con explicaciones de como veía una parte de vegetación que ellos decían que eran tres tonos de verde
s y mi daltonia solo advertía un gris y luego todo verde. O señalarme referencias en lo lejano que yo no podía encontrar ni con el máximo esfuerzo por mi miopía galopante que me acompaña desde siempre. Cuando encontramos unos ñandúes chiquitos que Beto dice que son choiques (?) fué como cuando encontras inesperadamente plata en el bolsillo de una campera. De donde sacó la información del nombre de los bichos no tenemos ni idea, suponemos que estaba en el Manual del Alumno Bonaerense.

Hasta llegar a Sierra Grande donde por supuesto cortamos el horizonte con algunas sierras sobresaliendo y ahí se torna algo mas entretenido entre los diferentes colores y el camino empieza a subir y bajar, toma algunas curvas dejando aparecer cada tanto diferentes formaciones que le dan un poco mas de gracia al sonido continuo del motor y el mate en ronda que pasa de mano en mano con las facturas que quedaron de la mañana. 


Ya llegando la nochecita llegamos con el anochecer a Puerto Madryn, lugar que en todas las ocasiones que habíamos pasado nunca había entrado. Se llega desde arriba, bajando la meseta y nos recibe con todas las luces del tejido urbano encendidas al fondo de la ruta de entrada, se ve muy lindo desde acá y a esta hora de la tardecita noche

Llegamos al lugar donde reservamos para alojarnos por la noche, bajamos las cosas y salimos a recorrer para después volver con la comida. Lo que nos sirve para empezar a entrenar el cuerpo para los fríos que se nos vienen por delante a medida que vayamos bajando. Esto recién comienza y mejor que el cuerpo se vaya aclimatando porque nos esperan fríos mucho mas complicados, lo sabemos muy bien en nuestra memoria pero el cuerpo todavía no se enteró y cuesta explicarle que esto no es nada, que es mucho mas crudo por allá abajo mientras vayamos pasando kilómetros hacia el sur. Unas buenas empanadas que no llegan a enfriarse en el camino con viento helado, las orejas sintiendo la baja temperatura, entrar, cenar y a descansar hasta mañana.


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Y ya estamos en las preparaciones!